Actualidad Logística

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Esperar la vacuna no es el camino.

Por: Nelson Fernando Mariño M.Sc.

Debemos ser realistas, este camino no es de corto, ni mediano plazo y nuestra única opción por ahora es mantener una velocidad de contagio, que no supere la capacidad del sistema de salud.

Entre las nuevas noticias que llaman la atención, están los resultados positivos de los diferentes ensayos de las vacunas contra el SARS-CoV2. Es sorprendente la velocidad con la que están avanzando y sus alentadores resultados preliminares. Pero debemos ser realistas, este camino no es de corto, ni mediano plazo y nuestra única opción por ahora es mantener una velocidad de contagio, que no supere la capacidad del sistema de salud.

Según la OMS, hay al menos 43 ensayos prometedores en el camino hacia la vacuna. Por mencionar algunos, están el de la compañía norteamericana Moderna, el de la Universidad de Oxford, el de la alemana BioNTech o la China de CanSino Biologics. Señala la OMS, en el mismo comunicado, que se han acelerado estudios para diseñar y montar plantas para producción de vacunas relativamente pequeñas y económicas. Según el tipo, podrían costar hasta US$150 millones, con una capacidad de unas 40 millones de dosis y el tiempo para que estén lista sería entre 14 y 18 meses.

El Foro Económico Mundial indica que los ensayos clínicos en humanos tardan normalmente entre 2 y cinco años, pero en esta ocasión en menos de 5 meses ya se habían iniciado algunos, lo cual es extraordinario y por sus positivos resultados pasan a nuevas fases. Los ensayos prometedores entran en próximas semanas en fase III, en la que, según señalan los expertos, se contempla la aplicación en miles de participantes de diferentes poblaciones y países con el fin de evaluar su eficacia y seguridad. Asumamos que es exitosa, hecho del que no hay certeza, por ejemplo según el Foro Económico Mundial de los ensayos que inician en animales solo el 7% culmina en vacuna efectiva. Igual esta fase que recién comienza para algunos, puede tardar a ritmo acelerado entre 5 y 8 meses entre los ensayos de diferentes vacunas.

Si es exitosa, se pasa a la de aprobación, regulación y obtención de registro, que conlleva un estudio más amplio, con vacunación a cientos de miles de personas. Esta fase busca entre otros verificar eficacia, seguridad, efectos secundarios, ampliar la muestra a todo el planeta y evitar sesgos de análisis. Asumamos que en el acelerado ritmo que llevan, tarde seis meses adicionales, esto sin poder hacer evaluación de prevalencia y efectos de largo plazo. Sorteando esta etapa, si es satisfactoria, se inicia su distribución.

El tiempo de desarrollo de una vacuna es largo y por ejemplo la del ébola tardó más de 16 años desde su creación hasta aprobación. Para la Influenza según el CDC , luego de más de 10 años de estudio, una vez se secuenció el virus en 2005, se aprobó la primera vacuna hasta 2007. Hoy en día con la experiencia obtenida, una vez secuenciado el virus se tardan unos 7 meses en tenerla lista para producción, a pesar de todo el trabajo acumulado en más de 20 años para este virus, conocer y tener listo su sistema de producción, con todas las preparaciones que ello implica.

Pero como en este caso se lleva un ritmo extraordinario, una colaboración sin precedentes y una urgencia manifiesta, según expertos y la misma OMS para mediados de 2021 se podría tener lista alguna de las tantas vacunas que están en curso. Pero allí inicia una nueva carrera contra el tiempo, que implica producción, distribución y vacunación de las personas.

No hay estimación exacta de tiempo, capacidad de producción o distribución, porque estamos ante un hecho sin precedentes en el que, si bien hay una gran colaboración de muchos países, también hay la más alta demanda de la historia, además con gran urgencia. Para efectos de ilustración hagamos una estimación hipotética y muy básica de lo que implica.

Demanda: ninguna vacuna tendrá cobertura global, ni se podrá aplicar a todos los seres humanos. Hay además diferencia entre la cobertura de los sistemas de salud de cada país e inclusive en creencias culturales. No obstante, la covid-19 es la enfermedad de más rápido crecimiento de la historia y en todas las naciones se está solicitando. Supongamos que la cobertura general es de tan solo un 65% de la población mundial, es decir que tendrían que vacunarse al menos unas 5.100 millones de personas a lo largo de todo el planeta, pero podrían ser más. Claro podría ser que solo se vacuna a la población de riesgo lo cual reduciría a menos de un tercio el estimado inicial, pero esto es algo que no se sabe todavía y también podría ser que se convierta en el problema estacional, recurrente o de largo plazo.

Plantas de producción: este es un proceso sofisticado que depende del tipo de vacuna que se encuentre y en el que pocas naciones y laboratorios del mundo tienen capacidad, tecnología y recursos para realizarlo, de hecho, Colombia no está entre esos países. La tecnología requerida cambia según el tipo de vacuna, si es de un virus atenuado, de ARNm, virus inactivo, o sub-unidades como proteína del virus. Pero esta es una situación extraordinaria y los recursos económicos y productivos aparecerán. Además, supongamos que se usa parte de la capacidad existente de algunas de las plantas actuales (otras vacunas deben continuar produciéndose, porque el único mal no es la covid-19), combinado con algunas nuevas plantas. Aunque todavía no se sabe cuál será más exitosa, ni en cuales plantas incrementar capacidad, ya hay algunas apuestas en curso.

Producción: según los Centers for Disease Control and Prevention (USA) en la temporada 2019-2020 se esperaba producir 170 millones de vacunas contra la Influenza. Para la vacuna DPT, se aplicaron en 2019 en el mundo, unos 116 millones de dosis. No es claro que se pueda aumentar la producción súbitamente, pero esta es una situación extraordinaria además de un negocio billonario, y supongamos que se logran fabricar entre diferentes plantas unas 9 veces el número de la influenza, es decir arranque el primer año, en unas 1.500 millones de vacunas y que además tenga un incremento de 500 millones adicionales por año.

Esta es una alta cifra, jamás lograda hasta ahora en tan corto tiempo, pero solo en tres años se tendrían todas las vacunas presupuestadas, aun sin saber cuál tipo será la más efectiva. Claro, esto asumiendo que no existan problemas de producción y todos los insumos y materiales especializados se aprovisionen oportunamente. Las vacunas basadas en ARNm, como la que la compañía Moderna adelanta, usa tecnología nueva, en la que nunca se ha producido el volumen, en la magnitud requerida.

Distribución: Las dosis anuales producidas se debe entregar entre los diferentes países y supongamos que el mundo es “justo”, la OMS y la alianza GAVI intervienen y entre los países productores, se acuerda distribuir equitativamente, sin sesgo político o económico, acorde al nivel de producción y la población de cada país (recordar que USA será uno de los principales países en producción). En esa hipotética distribución, a Colombia le corresponderían unos 35 millones de vacunas entre el primer y tercer año. Claro, no hay que olvidar que requerirá de una cadena de frío para su almacenamiento, transporte y distribución global, que debe surtir desde una compleja red de varias plantas, todavía inciertas, hasta unas, supongamos, 250 ciudades hub para que, de allí, salga a poblaciones menores que, por ejemplo, en Colombia deberían ser al menos unas 200 adicionales.

Administración: visualicemos para Colombia el panorama de ese hipotético primer año, donde llegarían unas 800.000 vacunas por mes, que tendrían que ser distribuidas y aplicadas a lo largo de todo el país, desde La Guajira y Arauca hasta Amazonas y Quibdó. En Bogotá se deberían aplicar unas 130.000 dosis al mes, asumiendo que es una sola dosis. Podrían ser dos, como sucede con la vacuna de la Influenza o como en los ensayos preliminares reportados por la compañía AstraZeneca. Es más, podría ser un virus estacional o endémico, hecho que no se sabe todavía. Por supuesto, esto complica su aplicación e incrementa la capacidad requerida.

Prioridad: No está definida la prioridad, pero con seguridad existirían al menos unos 3 grupos; el primero debería incluir al personal médico y paramédico, fuerza pública y autoridades, y otros de muy alto riesgo. El segundo, población vulnerable y con factores de riesgo (e.g. adultos mayores sin comorbilidades) y el tercero, el resto de la población. Es decir, si no pertenece al grupo 1 o 2, su turno será para el año 3. Si se presentaron aglomeraciones por el Día sin IVA, no imagino cómo será la “gestión de cupos” para vacunarse y las filas manteniendo distancia segura.

Con las cifras hipotéticas, muy generales, expuestas y si todo el proceso fuera exitoso y sin ningún tropiezo, hecho que no está garantizado y arrancando el próximo mes de Julio de 2021, no antes de mediados de 2024 tendríamos un proceso exitoso de vacunación, asumiendo que se debe vacunar no solo a los grupos de riesgo. Aun incrementando las cifras de producción y disminuyendo los tiempos de aprobación y desarrollo, no antes de 2023 finalizaría, esto en un panorama muy optimista. Además, sin considerar el aspecto económico de todo el proceso de compra, abastecimiento, distribución y aplicación.

En conclusión
  • No hay que alimentar la esperanza de que con la vacuna se solucionará esta grave situación en el corto o mediano plazo. Esta es una carrera de largo aliento. La vacuna, si aparece, será un gran avance de la ciencia, pero es una solución a largo plazo.
  • Esta nueva normalidad debemos comenzar a construirla desde ya, con las precauciones debidas, ajustes necesarios y con los recursos disponibles. No es sostenible mantener cerradas, por 3 años, actividades productivas, colegios, comercio, recreación, entre otros.
  • Nuestro único camino a corto / mediano plazo, es mantener una velocidad de contagio que no supere la capacidad del sistema de salud.
  • Esto solo se logra con pedagogía efectiva, sin pánico, ni amenazas, usando tecnología rechazada por muchos, con las medidas preventivas ampliamente difundidas, que son responsabilidad individual de cada ciudadano, no del gobierno, la empresa que trabaja o el establecimiento que visite.
  • Con premura, buscar instalar una de las plantas que la OMS ha indicado, podrían estar disponibles en 2 años y así disminuir la dependencia externa.

Artículo publicado en la Revista Dinero
Fecha: 08/01/2020
Link publicación: https://www.dinero.com/pais/articulo/esperar-la-vacuna-no-es-el-camino-por-nelson-marino/294324

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