Por: Nelson Fernando Mariño M.Sc.
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, solicitó al Ministerio de Salud el pasado 15 de julio unificar las etapas de vacunación. Sin hacer alusión específica, el ministro Ruiz respondió: “El inventario es 7 millones. Lo responsable con los colombianos es la vacunación gradual abriendo semanalmente quinquenios de edad”. Tanto la solicitud como la respuesta dejan varias reflexiones.
La petición de la alcaldesa surge, según indicó, de observar la cada vez más frecuente imagen de centros de vacunación vacíos, a la espera de ciudadanos algunos de los cuales no se quieren vacunar. Los puestos de vacunación vacíos y la reticencia a la vacunación son hechos que nos deberían preocupar a todos. ¿Seremos los ciudadanos responsables de esto? ¿Qué tanta responsabilidad le cabe a la autoridad nacional? ¿Y a la autoridad local? ¿Y a las Entidades Promotoras de Salud (EPS)? ¿A quién vamos a señalar esta vez?
Por supuesto que la administración distrital debe estar muy preocupada. Bogotá, la capital del país, que, por su relevancia, debió haber sido ejemplo y referente nacional en la ejecución del Plan Nacional de Vacunación (PNV), pero no lo ha sido. Entre otros aspectos problemáticos, desde marzo se vienen acumulando dosis en inventario. Hasta el 19 de julio, la ciudad acumuló más de 900 mil dosis y mantiene, desde abril, un promedio superior a 500 mil dosis guardadas (ver gráfica 1 – línea amarilla) en las diferentes neveras de EPS e IPS y puntos de vacunación.
Gráfica 2: flujo de vacunación – Cálculos DL – Fuente datos MSPS
Además, estos puntos de vacunación han llegado a ser, por momentos, cerca de 300, y cambian casi a diario sin tener una clara directriz. La solicitud de la alcaldesa es tal vez una preocupante muestra de baja credibilidad y convocatoria, pero, a su vez, de baja eficiencia y un reflejo de la confusión que se le generó al ciudadano.
Pero Bogotá es, quizás, un reflejo de la situación nacional en cuanto a la acumulación de inventario, pues presenta un patrón similar al del resto del país (ver gráfica 2 – línea amarilla).
En un mundo sin dosis suficientes, es incomprensible que estén acumulándose en neveras en lugar de estar en el brazo de los ciudadanos. Algunos funcionarios parecen estar más preocupados por aparecer en la foto de la vacunación; otros, por defender sus intereses o buscar a quién responsabilizar de lo que no funciona; pero, muy pocos, por hacer más rápido y productivo el sistema.
Es cierto que ante la incertidumbre y escasez de vacunas es necesario ser flexible. Pero una cosa es diseñar una estrategia flexible, seguida de una implementación simple y efectiva, y otra la cambiante situación sin un claro derrotero de acción. Casi a diario aparecen nuevos avisos y condiciones, miles de puntos que se abren y cierran cada semana, muchos que atienden en horario de oficina o que están sujetos a que el sitio no programe otros eventos; adicionalmente, hay que contar con restricciones adicionales como el pico y cédula o el tipo de vacuna que aplica cada EPS, condiciones que, además, cambian por región según la decisión del mandatario local.
Veamos algunas de las razones que originaron esta situación de vacunas guardadas en neveras.
Hizo falta una estrategia logística para implementar el PNV
Desde el inicio de la ejecución del Plan Nacional de Vacunación (PNV) indiqué que la logística era el determinante del éxito de la vacunación y que solo un proceso eficiente garantizaría un PNV efectivo. Sin embargo, por lo que se conoce y se ha visto, no hubo una estrategia logística explícita ni diferencial.
Reconociendo que el desempeño general logrado desde final de junio es el requerido y que, además, estamos frente a la dificultad de un suministro seriamente escaso, el diseño del plan establecido con base en el modus operandi del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) no era el adecuado para esta tarea; la implementación ha sido innecesariamente compleja, a pesar de la flexibilidad y de otras bondades que sí tiene el Plan.
La implementación estuvo caracterizada por muchas reglas, condiciones, postulaciones, cruces de bases de datos y actores principales (EPS e IPS) en el rol equivocado; no tuvo una orientación clara en la productividad y velocidad de la ejecución del PNV; y, en particular, no se diseñó una cadena logística ágil, que es una condición determinante del éxito general.
De hecho, la logística de esta iniciativa no tuvo de manera visible una cabeza o director con experiencia específica, ni a nivel local ni a nivel nacional. Secretarios y funcionarios de diferentes entidades responsables responden a diario por decisiones de logística, tema que no está dentro de su conocimiento y experiencia. La logística es una ciencia de la ingeniería, no de la salud.
¿Cuál es la principal razón para que el inventario de vacunas crezca? Que las dosis están dispersas entre miles de centros de vacunación, EPS e IPS, muchas de ellas sometidas a la espera de resolución o de decisiones e interpretación de funcionarios locales o regionales de cada ente territorial.
Si la estrategia logística hubiera sido clara, no hubiéramos tenido miles de lugares de vacunación, sino unos pocos muy eficientes. En Bogotá, por ejemplo, hubiéramos debido tener unos ocho a diez puntos claramente ubicados, permanentes, con horario invariable, estratégicamente ubicados en los lugares de mayor concentración de población (como por ejemplo Suba o Ciudad Bolívar) y no centros comerciales o en consultorios con difícil acceso o sin la ventilación adecuada.
A nivel nacional no se requiere más de un lugar por cada 500 mil a 700 mil habitantes, según la geografía de la zona. Así mismo, se debe vacunar sin barreras de EPS o convenio, con el simple criterio de edad. Se deben implementar campañas y jornadas rápidas en pequeños municipios o grupos especiales, que cubran la mayor cantidad posible de gente, como se hizo en San Andrés o Amazonas, acción que se hubiese podido adelantar desde abril en muchas pequeñas poblaciones.
Se requiere de una cadena logística veloz centrada en el ciudadano, pensada en hacerle fácil la tarea y cuya única restricción hubiera sido el suministro y no las condiciones para acceder a la vacunación, como lo está siendo ahora.
Ha fallado la estrategia de comunicación
Que muchas de las solicitudes, en particular de algunos funcionarios, sean hechas y respondidas por redes sociales es una muestra más de la desconexión con la ciudadanía. El PNV es en este momento el proyecto más importante del país y una herramienta más para la tan necesitada reactivación económica y el retorno a la “nueva normalidad”. Hace falta una comunicación asertiva y simple, pautas claras y sencillas para que los ciudadanos vayan a vacunarse (como se hizo por ejemplo en Chile, en donde el único criterio para vacunarse es la edad) y no con toda suerte de cambios, postulaciones, barreras y excepciones.
Un ejemplo de esta falta de asertividad en la comunicación es el hecho de que el programa “Prass”(pruebas, rastreo, aislamiento selectivo y sostenible), diseñado por el Gobierno central, tiene un nombre distinto en Bogotá; acá se llama “DAR” (detecto, aíslo, reporto). ¿Por qué razón?
Quizás el ego y excesivo protagonismo de muchos gobernantes les dificulta entender que el objetivo y óptimo de la nación (el mayor beneficio posible para el país) es el que importa, y no el de un funcionario, región o institución; nos llenamos de una colcha de retazos de búsqueda de óptimos individuales, muchos desalineados con el objetivo central: vacunar el mayor número de personas en el menor tiempo posible, siguiendo las prioridades, dada la escasez de dosis.
Convocar a los ciudadanos es el reto más complejo a resolver
Y no es solo un problema en Colombia; todo el planeta se enfrenta al mismo desafío. Para ello los científicos sociales tal vez sean los llamados a ayudarnos a entender por qué mucha gente no acude a los centros de vacunación. Lo que sí es claro es que tanta variación de información y mensajes confusos, historias de filas de varias horas o lugares sin vacunas que cambian día a día y tanta burocracia e ineficiencia pueden afectar la convocatoria. Esto, aunado a la infodemia y las tantas noticias falsas sobre los riesgos de la vacuna y grupos opositores, desestimulan al ciudadano a ir a vacunarse, lo que se refleja luego en la baja asistencia de los centros de vacunación.
Antes de solicitar unificaciones en las fases de vacunación, es mejor que se “ordene la casa” (como se dice coloquialmente) y se simplifique la operación, labor que aplica no solo para Bogotá, sino para la mayoría de los entes territoriales. Si bien se pueden liberar más ágilmente nuevos grupos de edad o unificar en municipios pequeños (como ya se ha hecho en unos 600 y el departamento de La Guajira), es más importante simplificar el modelo, antes que generar más desorden y confusión en el ciudadano, esta vez motivada por la propuesta de la alcaldesa de Bogotá.
Unificar fases sí es posible y conveniente en los municipios con población inferior a 200 mil habitantes, en los que las dosis ya están disponibles, sumadas a las que vienen en camino. Además, el hecho de haber ampliado el tiempo para aplicarse la segunda dosis lo permite. Pero se requiere simplificar el modelo, reducir el número de puntos de vacunación, liberarlo de barreras de EPS, definir criterios simples de selección, sin postulaciones. Así mismo, se debe establecer reabastecimiento continuo de vacunas, en lo posible directamente a cada lugar de vacunación, con un monitoreo detallado y una comunicación simple y clara. En el resto de municipios del país todavía no es conveniente.
Esta vez no sé a quién se buscará responsabilizar por la baja asistencia, pero es momento de reflexionar sobre qué se ha venido haciendo de manera equivocada, de escuchar otras voces, de entender que en vacunación cada día cuenta, que las dosis represadas en una nevera, a espera de una resolución o de funcionarios incapaces de asumir un rol enfocado en el ciudadano, no disminuyen la tasa de contagios ni salvan ninguna vida.
PD: El MinSalud y la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) establecieron un acuerdo para apoyar al PNV. Se completa casi un mes desde que se recibieron las vacunas que compró el sector privado para inmunizar a sus trabajadores. A corte del 19 de julio se reportan 197 mil aplicaciones de las 750 mil que ya deberían estar en el brazo. ¿Era esta la manera más efectiva de acelerar el PNV?
Artículo publicado en La Silla Vacía
Fecha: 22/07/2021
Link publicación: https://www.lasillavacia.com/historias/historias-silla-llena/%C2%BFes-momento-de-unificar-etapas-de-vacunaci%C3%B3n-/